Equipo de Psicología Clínica del Juan Ramón Jiménez. Junta de Andalucía. |
Raquel Remesal, psicóloga clínica del hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, ha destacado que, tras el miedo de la primera ola, ahora en esta segunda predomina el agotamiento y la desesperanza debido a todo el tiempo que la ciudadanía lleva con tensión e incertidumbre. Por ello, ha llamado a la importancia del optimismo y a tener la creencia de que "va a haber una solución y de que se trata de una situación temporal y finita".
En una entrevista con Europa Press, Remesal ha incidido en la importancia de reforzar la sanidad pública con psicólogos especialistas en psicología clínica para dar una respuesta, más allá del aspecto farmacológico, a la ciudadanía y a los profesionales sanitarios.
Así, la experta ha remarcado que en su servicio están intentando mantener la actividad asistencial con la mayor normalidad posible, tratando de que las medidas dictadas para evitar la propagación del virus afecten lo menos posible a la calidad asistencial. No obstante, ha indicado que "ello no significa que no haya interferencias que incidan en el proceso de atención a los pacientes y que mermen la calidad asistencial" que ofrecen.
En este punto, ha puesto como ejemplo "la restricción de aforos a la hora de hacer sesiones grupales, restricción de las visitas de familiares, o la limitación de actividades por no disponer de espacios amplios que permitan guardar las distancias de seguridad, etc".
Tras recordar que las personas con patologías mentales son colectivos vulnerables, con dificultades de afrontamiento para adaptarse a los cambios y con necesidades de apoyo (familiar, institucional, social), ha explicado que, al estar inmersos en una crisis no solo sanitaria sino también social y económica, "en muchas ocasiones esos apoyos han desaparecido o se han visto afectados y por tanto las personas con problemas de salud mental tienen mayor riesgo de empeorar".
Cuestionada por si hay mayor volumen de ingresos en esta unidad, ha asegurado que en el momento actual no, ya que hay que tener en cuenta que también hay una menor asistencia de la población a los centros sanitarios por "miedo al contagio". De hecho, como ha recordado, al comienzo de la pandemia, hubo un descenso de ingresos y atenciones pero después se dio un repunte tras el confinamiento.
Las personas con patologías previas intentan sobrellevar la situación, pero después de tanto tiempo "del miedo hemos pasado a la desesperanza, pesimismo y agotamiento emocional".
Remesal ha indicado que en la primera ola la situación "nos pilló desprevenidos, nos enfrentamos a una situación novedosa cargada de incertidumbre y de mucho miedo ya que estaba en juego nuestra salud, nuestra vida, la vida de nuestros seres queridos".
El confinamiento fue el principal recurso para paliar la situación y así ocurrió, "a costa de mucho esfuerzo a todos los niveles (personal, emocional, social, económico)", pero se relajaron las medidas y la ciudadanía pensó que "habíamos medio controlado la situación pero hemos visto que no" ya que "la solución no llegará hasta que haya una vacuna", y tampoco se sabe cuándo la habrá", ha agregado.
Por tanto, "esto ha generado un cambio en la emoción que predominaba en la primera ola, que era el miedo. Ahora no sólo seguimos teniendo miedo. También tenemos agotamiento emocional y desesperanza, ingredientes que están en la base de muchas patologías mentales, especialmente en la depresión", ha proseguido.
De este modo, Remesal ha instado a "aprender a convivir con las emociones negativas" porque dichas emociones son "congruentes" con la situación actual. "Es razonable que nos sintamos mal por lo que debemos aprender a convivir con ellas y a tolerarlas pero si éstas nos impiden hacer nuestra vida diaria, si interfieren en nuestro funcionamiento normal es recomendable pedir ayuda", ha enfatizado Remesal.
Remesal ha recordado que durante el confinamiento la población estaba sobrellevando la situación con "calma e interiorización de las normas" dictadas por los expertos sanitarios, pero ahora, después de tanto tiempo de incertidumbre, de dudas y de malas noticias, es frecuente que surjan o se agraven problemas de ansiedad, depresión, síntomas de estrés postraumático o hipocondría, entre otros.
En cuanto a la respuesta de la población y los efectos futuros de todo esto "va a depender de factores internos --relacionados con la personalidad, la capacidad personal de hacer frente a situaciones críticas, la resiliencia o la capacidad de aceptar la situación-- y de factores externos tales como la estabilidad familiar, económica y laboral".
Finalmente, a su juicio, "va a ser importante el refuerzo en la sanidad pública de la atención psicológica" porque "si no el recurso más rápido va a ser el farmacológico" y "si no aplicamos tratamientos psicológicos, podemos llegar a la cronificación y medicalización de patologías que en un principio podrían ser leves pero que pueden llegar a cronificarse".
De otro lado, ha recordado los programas de atención y acompañamiento psicológicos dedicados a pacientes de Covid-19 y sus familiares y otro para los profesionales sanitarios. Respecto a los profesionales, ha remarcado que "aún están envueltos en la presión" del trabajo, pero que cada vez hay más peticiones de ayuda por problemas derivados de la sobrecarga laboral y emocional a la que están expuestos.